Eva (Historia XVIII)

Aun no me puedo sacar tu olor. El primer aroma dura eternamente. Y como siempre, me agrada.
Sentir tu piel, tus heridas y cicatrices es una forma de querer que aquella costilla vuelva a mi cuerpo.
Escuchar las mismas palabras que en el inicio de todo pero con nuevos significados y talvez con mas verdades que antes hacen que cada pausa sea momento de meditacion y ensueño al tratar de entender como las ninfas pueden jugar con nuestros destinos y emociones.
Si dejaramos hablar mas de la cuenta lo que nuestros huesos sienten, talves mas de alguna verguenza nos harian sentir. Y eso porque la manzana con el tiempo fue cambiando, y lo que antes considerabamos como prohibido no se compara con lo que ahora de verdad podria ser prohibido.
Y asi como siento que tu costilla es mi costilla, tu espalda seguramente siempre me pertenecera. Su suavidad me pertenece, pues soy el unico que sabe como utilizar tu cuerpo mio.
Y yo por lo menos se la verdad, me duele admitirla a veces, pero es la verdad, y promesas como un te quiero o un te amo son mucho mas accesibles que otras mas mundanas, porque aquella pertenencia eterna produce que aquellas promesas siempre sean medianamente eternas. Y te podria idealizar, te podria imaginar y te podria añorar, pero eso no vale, porque como triste historia de amor, las cenizas siempre quedan. A veces las usamos para darnos calor.
Tanto tiempo al tiempo... y tantos recuerdos... en mi corazon