Dias que sobran (Historia XXXII)

Cuenta la historia que existe un lugar en el tiempo que sobra. Un espacio que si no existiese nadie lo extrañaria, un momento que no se planificó correctamente y que anda por ahi vagando. Se dice que tal lugar se encuentra entre Navidad y Año nuevo. ¿Pero como es esto posible?, simple, es mas, es lógico.

Si para Navidad haces el ejercicio de cerrar el año, de inventarizar, de ver con que te quedaste, que te dejaron, que entregaste y que no. Si en la suma y la resta logras darle una forma definida al año, logras definirla en un par de frases y al final sabes agradecer el tiempo dado, tendras un problema.

Asumiendo que los años partes despues del 31 de Diciembre, y viendo que cerraste libro el 25, nos quedan unos dias que no tienen objetivo, que no son ni de este ni del otro año e igual asi hay que vivirlos como si fueran de los dos. Con la prontitud de los dias recien idos pero con el espiritu de los que se avecinan. Mal.

Quizas uno debe justificar al tiempo y no tratar de justificarse en él, pero asi le da mas color a la vida porque al menos haces algo para no quedarte mirando la luna todas las noches. Para no soñar todas las noches.

Soñar, soñar esta sobrevalorado, lamentar no. Hay que darse el tiempo de levantar los brazos y llorar. Gritar hasta sentirse escuchado, solo asi viene la Paz.

Y estas son fechas de miedo, de temor. Pensar que otro pueda llevarte por las mismas calles que yo he echo me mata. Reirme mas de 30 minutos contigo me dan ganas de detener la vida, ponerle pausa, fumarme un cigarro con una cerveza y saber que cresta pasa y cual fue la curva que tome mal. Pensar que los dos grandes pilares en mi vida por 10 segundos estarian bajo tierra te hace darte cuenta que la soledad esta a la vuelta de la esquina. Pero sin duda, los mayores temores los tiene una alma que aun no logra aceptarse, que aun trata de simplificarse, de elevarse. Esa soy yo.